Mis propuestas

I. Justicia con equidad.

¿Qué significa?

Igualdad sin equidad, es injusticia disfrazada. No todas las personas enfrentan la justicia en las mismas condiciones. Mujeres, personas indígenas, con discapacidad o en situación de pobreza suelen enfrentar más obstáculos. La Corte debe reducir estas desigualdades, no incrementarlas.

¿Cómo lo lograré?

1. Juzgar con perspectiva: Es indispensable reconocer el contexto de las personas en situación de vulnerabilidad, ya sea por su género, edad, origen étnico, discapacidad o situación económica. Sólo con esa empatía tomaré decisiones para emparejar el suelo para todas, garantizando una justicia equitativa real.  

2. Separar el poder del dinero de la justicia: La justicia no seguirá siendo un instrumento de las élites para mantener sus privilegios. Mis decisiones judiciales reflejarán la realidad del país y priorizarán a quienes más lo necesitan. Es fundamental que la Corte no sólo evite reforzar desigualdades, sino que active mecanismos para reducirlas.  

3. Eliminar normas discriminatorias: Muchas leyes, aunque parezcan neutrales, perpetúan prácticas discriminatorias que refuerzan desigualdades históricas. Por ello, revisaré y corregiré las normas que actualmente reproducen estereotipos de género, ignoran particularidades culturales o no consideran barreras específicas. Porque una justicia verdaderamente equitativa no sólo protege derechos, sino que remueve las limitaciones que permiten su ejercicio real.

II. Justicia con sentido social

¿Qué significa?

La sociedad no puede ir por un lado y el derecho por otro. Para lograrlo, la Corte debe escuchar a la ciudadanía, eliminar los obstáculos procesales para acceder a la justicia y asegurar que sus resoluciones sean un motor de cambio social.

¿Cómo lo lograré?

1. Un amparo sin barreras: El juicio de amparo debe ser una herramienta sencilla, accesible y sensible para defender los derechos de las personas. Por ello, revisaré los criterios de interpretación de la Ley para eliminar las reglas procesales complejas e innecesarias que limitan el acceso a la justicia. Porque el proceso debe ser un medio para la justicia no el fin en sí mismo. 

2. Justicia sin retrasos: Actualmente, muchos casos se devuelven a tribunales inferiores, lo que alarga los procesos innecesariamente. Con mis precedentes, regularé el llamado “amparo para efectos” para que la Corte resuelva de manera definitiva y sin demoras, especialmente en casos de derechos humanos. Porque una justicia lenta, no es justicia.

3. Precedentes que transforman: Quienes integran la Corte no sólo resuelven casos concretos; con su visión y filosofía judicial, construyen el futuro de los derechos de todas y todos. Trabajaré para que cada sentencia fortalezca la igualdad, la libertad y los derechos humanos. Así, seré la guía para avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva.

4. Justicia participativa:  Quiero que la ciudadanía entienda y participe activamente en la justicia. Empezaré por eliminar tecnicismos innecesarios y haré que las sentencias sean accesibles para cualquier persona. Abriré espacios donde las personas, incluyendo a la sociedad civil, puedan compartir sus inquietudes y conocimiento especializado ante la Corte y ser escuchadas. Implementaré mecanismos para agrupar casos similares y emitir soluciones que beneficien a todos de manera rápida y eficiente. Sólo la justicia clara y con participación ciudadana puede transformar realidades.

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III. Justicia con responsabilidad institucional.

¿Qué significa?

La Corte no es una isla: debe trabajar con los otros poderes, no en contra de ellos, para garantizar derechos y resolver conflictos sociales. Su legitimidad depende no sólo de sus sentencias, sino de actuar con ética, humildad y liderazgo, sirviendo de ejemplo para todo el Poder Judicial. Porque una justicia responsable es la que equilibra su poder con el bien común.

¿Cómo lo lograré?

1. Corte que construye, no que enfrenta: Actuaré como pacificadora de conflictos sociales, no como creadora de crisis institucionales. Promoveré el diálogo con los otros poderes para encontrar soluciones que protejan los derechos humanos sin caer en confrontaciones estériles. Además, en disputas entre poderes buscaré salidas que garanticen los derechos sin poner en riesgo el funcionamiento del gobierno. Porque la justicia debe ser puente, no muro. 

2. Liderazgo con ejemplo: Las ministras y los ministros tienen una responsabilidad única: son el referente de todo el Poder Judicial. Por eso, mi conducta será transparente, ética, sin conflictos de interés y sin privilegios. Cada sentencia y cada acto público demostrará que la justicia sirve al pueblo, no a intereses ocultos. La credibilidad de la justicia se construye con hechos y empezaré por mi. 

3. Poder con límites: La Corte no exige confianza, la gana con independencia real y decisiones claras y justas. Actuaré cuando los derechos estén en riesgo, pero sin usurpar las funciones de otros poderes. Porque nuestra fuerza viene de la calidad de nuestras sentencias, no de imponer autoridad. Así, seré firme en defender derechos, pero humilde para reconocer los límites del poder que el pueblo me otorgó.  

4. Integridad en lo que me toca: Aunque la Corte no administra el Poder Judicial ni lidera el combate a la corrupción, eso no impide dar el ejemplo. En mi equipo habrá cero tolerancia a la corrupción, y cualquier acto indebido será denunciado por mí misma. Además, propondré mecanismos de denuncia digital y seguimiento claro, para que la ciudadanía confíe en que sí se actúa. En los casos que lleguen a la Corte, cuidaré que se analicen con rigor, respetando derechos, pero sin dejar impunidad. 

Justicia con equidad, sentido social y responsabilidad institucional